Recientemente estuve en Mérida para presentar mis libros. Lo que más me gusta de viajar, no es presentar mis libros ni dar conferencias ni que me entrevisten, que es grato, ciertamente, pero en realidad lo que más disfruto es conocer los lugares y su gente. Yucatán me refrescó y me presentó una generación de novísimos escritores, algunos con más camino que otros, pero compactos, generosos y amigos entre sí como generación que se plantea pisar fuerte el escenario nacional.
Así y sin pretender hacer un estudio minucioso de cada uno de ellos, pues este espacio es para recomendarles su lectura, me encontré con jóvenes ávidos de experiencias, abiertos y francos, que intercambian creatividad todo el tiempo. Fue un gusto para mí conocer, ya había leído su trabajo como articulista, la poesía de Manuel Tejada que deja claro que tiene una voz poética propia y propositiva como los son también sus textos ensayísticos y artículos de fondo, un gran valor que comienza a dar de que hablar y va a su ritmo. Le siguen Tomás Ramos, Agustín Abreu y Aracelly Guerrero, cuyos poemas también dejaron en mí un delicado sabor simbolista con reminiscencias de las vanguardias más puras trastocadas en lo posmoderno. El libro colectivo en el que se agrupan todos ellos: El éter de las esferas es altamente recomendable para conocer las nuevas voces poéticas del sur del país. Menciono que también ahí participa Karla Marrufo haciendo gala de su versatilidad pues es dramaturga de oficio, y lo demuestra sobradamente en las dos piezas que tuve oportunidad de leer: Atrás el cielo y la otra Lluvia para siete insomnes, ganadora está última del premio “Wilberto Cantón” en el 2007. Y fue cuando abrí el libro que tomé conciencia que me senté junto a esta chica amable y risueña, contentísima de haber ganado, yo iba por el “Juan García Ponce” en novela breve, ella por los suyo. No cabe duda que el mundo es un pañuelo bordado de encuentros buenos. La felicito y los invito a leer su obra teatral.
También están sus narradores, dos cuentistas noveles y con una narrativa inquieta y atrevida. Con Miguel Ángel Civiera González disfruté mucho con sus relatos frescos y divertidos, su prosa es lúdica, irreverente y ácida, recomiendo: Las siete formas de combate. Y del otro lado de la orilla, con su libro A la espera, José Francisco Castillo Baeza, que nos ofrece cuentos crudos, analíticos y meticulosamente armados, desafiando los contextos de la realidad que rodea a sus personajes y cuestionándoselo todo.
Cierro con un autor no menos importante que los otros, cierro con una voz que ha reivindicado el oficio del periodista cultural y goza escribiendo de los otros y llevando una crónica entusiasta de lo que acontece en Mérida, en su alrededores. Ricado E. Tatto se encarga del engranaje fundamental del cualquier círculo o ciudad que pretenda aferrarse a la cultura como espacio de crecimiento. Sus entrevistas son certeras, correctas y dejan hablar a los autores o se les permite a través de la voz del periodista darse a conocer limpiamente. Yo leí gratamente Tercera llamada donde este crítico y periodista nos entrega una sólido recorrido por el mundo teatral de su entorno.
Toda, toda esta nueva generación de la que seguro faltaran nombres, porque insisto son los libros que los autores me regalaron o recomendaron, los que aquí menciono, son nuevos valores creciendo para dar mucho más. Y estoy segura, que aunque falta mucho por andar, esta generación de jóvenes son un mosaico de posibilidades creativas, de vitalidad y gozo. Sus libros los pueden encontrar a través del Instituto de Cultura de Yucatán que los apoya y los avala. Si tienen oportunidad de acercarse a ellos no duden en dejar entrar una voz nueva a su estantería literaria.
2 comentarios:
Gracias por tu comentario Cecilia. Aquí en Mérida te estamos leyendo con agrado. Saludos cordiales
El agrado es mutuo. Un abrazo a todos por allá...
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