domingo, 9 de octubre de 2011

Lectura Desbordando el canon y Amparo Dávila




El pasado 30 de septiembre tuve la fortuna de compartir mesa con escritoras consolidadas como Angelina Muñiz-Huberman y Aline Pettersson, así como con tres de las escritoras actuales más leídas y queridas en México: Ana Clavel, Rosa Beltrán y Mónica Lavín.  Fue para mí un gusto enorme estar entre ellas leyendo textos de nuestra nueva producción, intercambiando ideas y anécdotas de escritura. Esto se pudo dar bajo la coordinación de la Dra. Luz Elena Gutiérrez de Velasco en el Colegio de México.

La lectura fue el cierre de la Jornada Desbordar el Canon  con la participación de los miembros del Taller  Diana Morán que cumplió 27 años en activo analizando la literatura escrita por mujeres, que merece estar entre el canon literario por excelencia en el cual lastimosamente sólo se nombran a hombres. Esta agrupación de intelectuales va más allá de los clichés culturales para revitalizar y ofrecer al público estudios sobre autoras que en su momento estuvieron al margen y que ahora se apuntalan como medulares en la literatura no sólo de México. Prueba de ello fue la asistencia de la excelente escritora Amparo Dávila que estuvo ahí apoyando a estás investigadoras que están desbordando el canon.



Y aquí hago una pausa para decir que por fin se cumplió uno de mis más grandes anhelos conocer a Amparo Dávila, de quien he escrito artículos, dirigido tesis y devorado sus libros una y otra vez, considerándola, desde mi punto de vista, una de las escritoras de lo fantástico más importantes del siglo XX. Tuve la fortuna de charlar con ella, de recibir sus consejos, y sobre todo, de imantarme con esa presencia tan imaginada por muchos años. "Hay que resistir" me dijo "la buena literatura con los años se impone, sigue en lo tuyo, son los lectores, y sólo ellos, los que al final tienen la última palabra. Con los años, el tiempo ya no pesa, ya no hay prisa por llegar a ninguna parte, por demostrar nada, sólo quedan los recuerdos, las historias que has dejado escritas, esas que de alguna forma se volverán, si tienen suerte, eternas..."


Luego se levantó tan afable y sonriente. Quise acompañarla pero ya estaba otra vez ella rodeada de mucha gente. Así, entre esa nube de voces y de cuerpos se alejó pausadamente devorada por los otros.  Yo me quede ahí como viviendo el final de alguna de sus historias donde el sueño no parce tal y la realidad ya poco importa...