lunes, 30 de septiembre de 2013

Antesala, obra de teatro...





Olvidada tenía esa etapa de mi vida cuando recibo una llama del director Gabriel Gutiérrez Mojica pidiendo mi autorización para montar Antesala. Entré en pánico,  no tenía ni una copia —imaginen la redacté en una máquina de escribir viejita—y no recordaba bien a bien de qué iba la obra. Le dije que necesitaba leerla de nuevo, luego admití que no conservaba la copia. Él me hizo llegar una y para mi fortuna no me pareció fuera de tono, ni pasada de época. Le hice unos cuantos arreglos para actualizarla, redondeé el final, se eliminó un personaje, cuyos diálogos y situaciones fueron absorbidos por otro. En su conjunto la obra era bastante digna. La entregué y me dije: ninguna pieza teatral verdaderamente se completa si no se estrena alguna vez, el teatro no es para leerse solamente, debe representarse.




Para mi sorpresa, la obra tuvo mucho éxito y alcanzó llenos totales en la pequeña sala donde se represento en corta temporada. Yo asistí a casi todas las puestas en escena comprobando que cada representación es única e irrepetible, ahí la maravilla del teatro. Los actores fueron haciendo suyos los personajes, las situaciones… Estoy muy contenta, tengo una sonrisa amplia, agradecida con  el grupo  Teatro Producciones Gagumo, que bajo la dirección de Gabriel Gutiérrez Mojica la llevaron a escena.




La Cecilia de finales de los ochenta, ávida de escribir obras de teatro, deseosa de ver una puesta en escena de su trabajo, veintitrés años después ve ese sueño realizado. Esa chica imperiosa, apasionada y joven debe estar muy feliz ahora, por eso le dedico también esta entrada, agradeciéndole el no bajar las manos, el mantener en mí esa pequeña luz que ahora se aviva, recordándome que no hay esfuerzo vano porque tarde o temprano se asoma la recompensa…


P.d. Dejo en esta entrada algunas fotos de escenas de la obra cuya temporada duró todo septiembre.